sábado, 31 de julio de 2010

Invitación para conocer el mar

Nadie el mismo puede ser
si lo llega a conocer...
Pocas cosas hay tan bellas
como el bello hermano mar:
la luna, el sol, las estrellas...
y dejo de comparar.
Nadie –sin verlo– imagina
la sirenita marina...
Ni el verde ensueño que espera
cuando –con mágico son–
la oleada canción marera
olea en el corazón.
Un amorcito en la playa
acaso encuentre, quien vaya.
Un amorcito playero
–con el mar como padrino–
si –además– es el primero
¡es un premio del destino!
Nadie vuelve a ser quien era
tras la cita marinera.


Elsa Bornemann 

Pequeñas cosas

Poema de Carlos Marianidis

viernes, 30 de julio de 2010

La vaca está triste,
muge lastimera,
ni duerme, ni bebe
ni pasta en la hierba.


La vaca está triste,
porque a su chotito
se lo han llevado
los carniceros
al mercado.


Está tan delgada,
la vaca de Elena,
que en vez de dar leche,
da pena.



Gloria Fuertes

Recuerdo infantil

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
"mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón".

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.



Antonio Machado



En las noches claras,
resuelvo el problema de la soledad del ser.
Invito a la luna y con mi sombra somos tres.

Gloria Fuertes

El gallo despertador

Kikirikí,
estoy aquí,
decía el gallo
Colibrí.
El gallo Colibrí
era pelirrojo,
y era su traje
de hernoso plumaje.
Kikirikí.
Levántate campesino,
que ya está el sol
de camino.
—Kikirikí.
Levántate labrador,
despierta con alegría,
que viene el día.
—Kikiriki.
Niños del pueblo
despertad con el ole,
que os esperan en el «cole».
El pueblo no necesita reloj,
le vale el gallo despertador.

Gloria Fuertes

Otoño

En el parque, yo solo...
  Han cerrado
  y, olvidado
en el parque viejo, solo
  me han dejado.
La hoja seca,
  vagamente,
  indolente,
roza el suelo...
  Nada sé,
  nada quiero,
  nada espero.
  Nada...
  Solo
en el parque me han dejado
  olvidado,
  ...y han cerrado.

Manuel Machado